martes, 6 de mayo de 2014

El Micro y Yo, Historia de un Amor Loco. Yo era un Romántico, me Llamaban: Kase O



Eran exactamente las 7:00 pm y todavía esperábamos el convoy en el anden del Metro Mixcoac. Ibamos retrasados, de nuevo, igual que cuando el toquín de Violadores. Debíamos llegar en menos de una hora al Salón José Cuervo, otra vez. ¿La causa del retraso? La de siempre: los morros y sus drogas. La generación que nació en los noventa tiene más urgencia por escapar de la realidad que ninguna otra. Eso es seguro.
Por eso, durante el trayecto, me puse mis audífonos y me ensimismé.
En cada estación pensaba en Rafael Lechowski, en Javier Ibarra, en el Jazz, en el Blues, y en cómo hasta hoy en día, el Hip Hop es el único género que los ha devuelto a las calles. También pensaba en las razones de peso que había tenido para gastar los putos $350 pesos de mi boleto, en lo grato que quizás me depararía el concierto, en el contenido del libro de poemas de Rafael, en Muddy Waters, en Tony Morrison, en BB King, en John Coltraine, en Paul Desmond, en Walter Mosley, en la música, en el cine, en la literatura, en la vida misma, en todo lo que relacionaba obsesivamente con el evento. En la melancolía, por supuesto. Y en por qué tantas cosas suelen acosarme todo el tiempo, de esa manera.
Saliendo de la estación San Joaquín olvidé inmediatamente ese rollo y apreté el paso para llegar lo antes posible.
Durante todo el tramo, discretamente procuraba distanciarme de los morros lo más que podía. Cuatro chicos y una chica llevaban un Capitán Morgan que paso a paso se empinaban en plena vía pública. Yo no tenía miedo, ni mucho menos me irritaban. Simplemente no quería vender mi boleto para pagar una probable mordida con los puercos.
Unas diez calles más tarde torcimos en Moliere, reduciendo la marcha.
Algunos grupos de polis aguardaban a lo largo de la calle, principalmente frente a la entrada de una tienda casi a la vuelta del Salón. Era evidente que el changarro hacía su agosto con la venta desmedida de chelas.
Sin prestar más atención a los alrededores, nos formamos en la larga fila del Salón y avanzamos por trechos. El acceso era más controlado, comparándolo con lo de Violadores.
En el último retén, una empleada del sitio me sonrió y me dijo: «disfrútalo un chingo», mientras comprobaba con una especie de Palm el número de serie de mi boleto. Le correspondí apenas sonriendo y me apresuré hasta la estancia, emputándome instantáneamente al comprobar que el toquín ya había iniciado.
Sin importarme los demás, acudí al baño y luego me mezclé entre la multitud, incorporándome al relajo. Sin esfuerzos me abrí paso casi hasta llegar al escenario. Había menos concurrencia que en Violadores. Cualquiera podía desplazarse por doquier sin dificultad. Me detuve a cuatro personas de la barra de contención y presté atención hasta que comenzó la siguiente rola de Lechowski. Las luces laterales iluminaban por completo, con un rojo mortecino, el escenario. Veía todo con comodidad y claridad. Rafael flipaba y flipaba sin pausas. Por la boina que traía puesta, me imaginé a Pablo Neruda de joven, rapeando. Con cada compás, sus músicos creaban un ambiente reposado. En breve me sentí agusto. La acústica era perfecta. Los bramidos del rock de siempre habían sido sustituidos por los ritmos tenues y melodiosos del jazz.
Me lo pasé escuchando unas cuantas rolas sin tararearlas. Prefería centrarme sólo en la música. En esos momentos, el jazz en vivo me demostraba su fuerza y seducción al oído. Incluso mucho más que las letras o las voces del raper. El sax era el que más me cautivaba y apaciguaba de sobremanera. Luego de tres rolas la cosa se puso buena cuando el sax emitió un chillido que reconocí al momento, y entonces Rafael soltó el estribillo:
Cualquiera puede ser cualquiera. Ser distinto: un castigo. Cómo quieres que no hable de mí si sólo hablo conmigo. Bebo sin motivos, pero al menos me motivo. Sólo intento estar activo. Me deprimo si no escribo...
Honestamente, sólo reconocía tres rolas de Rafa. Pese a ser un rapero de trayectoria y prestigio, nunca me había interesado su trabajo hasta que produjo "Donde Duele Inspira", un disco en el que era obvia la influencia Bukowskiana. Incluso, aquel trabajo me había atrapado hasta que hubo una "reedición" con bases Jazzeras.
 Sin desconcentrarme de la rola reí un poco al pensar: ¿Cuántas personas seguían a payasos como Silvio Rodríguez, Nicho Hinojosa o Pablo Milanés? ¿Cuántos ilusos reproducían el cliché de la trova, considerándola como un ritmo poético y contestatario? ¿Nadie recordaba a Víctor Jara? ¿Cuántos eran amantes de esa lírica abstracta que sólo encubre vacío, delirio e ignorancia?
Rafael rapeaba tan bien que armonizaba con el género. Proyectaba en conjunto con sus músicos dolor, seriedad, ternura, e inteligencia. Acepté que tenía carisma en el escenario, pero no el suficiente como para hacerme bailar. De repente me desentendí del escenario y me agradó mirar a los lados y descubrir que muchos estaban realmente enganchados a su rap.
... Mi vida es un free style sin buissnes por acostarme cuando todos se visten y amanecer triste...
Rafael era bohemio. Sin lugar a dudas, un rapero muy bohemio. Tanto que ya lo consideraba parte de mi club imaginario.
Entre cada rola, Rafael alternaba la recitada de algunos de sus poemas. Que me perdonen las letras, pero en ese aspecto no me parecían tan buenos. Me resultaban demasiado tibios, demasiado melosos. En esencia, carecían de la garra y la sinceridad de sus raps.
 Los chavillos a mi alrededor coreaban y coreaban.
En cierto momento, Rafael empuñó con más ímpetu el micro y recitó: Soy Loco Por Ti.
... Por ti trasnocho, por ti derrocho lo poco que tengo para convertirlo en verso y me emborracho...
... Yo no sé lo que quiero ser. Hay un agujero en mi bolsillo que ni me apetece coser...
... Si el aislamiento es el premio, recompensa al pensamiento. Para otros un día más de soledad y aburrimiento...
A mitad de la rola, todos se desgañitaron coreando: Yo Soy Loco Por Ti...
Tuve un dilema: ¿Alguien me ha vuelto loco o me he vuelto loco para alguien?
... Y sólo envidio a los que no nacen todavía. Para ellos será lo que tú y yo crearemos algún día...
Siempre escribimos para el resto. Y muchas veces, para alguien en especial.
Escuché y escuché más rolas hasta que al final reconocí la tonada del sax y  la letra que más me eran preferidas:
No sé paliar mi odio con el crono en movimiento...
Por Amor al Odio me suponía su mejor letra. Artesano del Arte Insano también era muy buena, pero aquel track me resultaba el más profundo de todo su repertorio:
... El tiempo pasa. Un día más es un día menos. Al menos ya no nos echamos de menos si no nos vemos...
Recuerdo a muchos, extraño a pocos, y me olvido de mí mismo. Así funciono.
De repente el evento me supuso más una rica velada que un excitante concierto. Rafa lo estaba consiguiendo. Poco a poco creaba con el público una atmósfera más emotiva.
... Canciones de amor para corazones con odio...
... o estoy loco por hablar de amor en tiempos de odio...
Aunque me enjugué la frente con mi sudadera varias veces, no tuve necesidad de quitármela. La temperatura era soportable. Podías estirarte con soltura. Nada te impedía mirar y escuchar a la perfección.
... Me ajusto a la vida pero la vida no es justa: quien yo quiero no me quiere y quien me quiere no me gusta...
Cerré los ojos y traté de imaginar cuántos hemos estado inmiscuidos en una circunstancia así. La cifra superó mi imaginación. ¿Cuántos saboreábamos en el paladar ése amargo sabor a fracaso?
Justo en el solo de la pista, el público aplaudió eufórico.
... No doy clases de amor. Escribo frases para amar...
A veces, amamos en las letras a quien no te lo permite en la vida real.
... Odio las malas caras. Sospecho de las sonrisas...
Siempre en busca del punto medio: la sinceridad.
Después de esa rola, Rafa interpretó una versión rapera de "Bésame Mucho". Todos la coreamos cautivados. Y finalmente, tras una larga improvisación y unos últimos versos, se despidió del escenario.
Vi el reloj en la pantalla de mi iPod. Ya eran las 9:00 pm. Rafael había tocado exactamente una hora.
Las luces del recinto se atenuaron y el audio disminuyó hasta un nivel apenas perceptible.
Sin darme cuenta, un chico a mi lado se desplomó de espaldas, empujando a varios a su alrededor. Otros cuatro o cinco lo auxiliaron inmediatamente, y después de diez minutos, volvió a ponerse en pie. Escuché que, para variar, había fumado demasiada mota.
 
Al cabo de media hora, entre las pruebas de sonido de la siguiente banda, entre risas y abucheos, las luces y el audio se apagaron por completo, y de repente, el cascabeleo de unas maracas silenció a la audiencia.
Un par de reflectores se encendieron, apuntando al percusionista. Después de un par de minutos, el bajo le acompañó, y la batería, y la guitarra, y el sax, y así sucesivamente hasta que Los Magnéticos por fin aparecieron alineados ante nosotros.
 Congas, maracas, bombos, solos de lira, slaps de bajo: todos esos sonidos en conjunto iniciaban la fiesta.
Justo en el clímax de la improvisación, Kase O apareció por el costado izquierdo, llegando al centro del escenario, y dijo:
—¿Cómo estáis, DF, cómo estáis, México? Iau. Qué felicidad, hermanos. Qué felices nos hacéis. ¿Estáis felices? Venid a pasarlo bien, a ser felices, ¿ok? Aquí está Kase O y Jazz Magnetism...
Se veía muy alegre, pero a decir verdad, menos eufórico que la última vez con Violadores.
—... Yo sé que la gente que viene a vernos es gente imaginativa, es gente creativa...
Eso nadie podía discutírselo. Sin duda, la gente más creativa es atraída por alguno de los cuatro elementos del Hip Hop. El verdadero arte surge en las calles. Y el Hip Hop es la calle.
—... Vamos a imaginar cosas, vamos a crear cosas esta noche, ¿o qué? Queréis crear, queréis  imaginar, queréis expresaros, queréis bailar, ¿sí?
Imaginar, expresar, crear, bailar. Imaginar es una forma de crear. Crear es una forma de expresarse. Expresarse es una forma de bailar. Bailemos al imaginar. Si falta algo de lo anterior, entonces todo queda reducido a un soso disparate.
—... Vamos a imaginar que esto ya no es el Salón José Cuervo, que esto es el vientre de una madre y que todos somos niños a punto de nacer...
Maravillarse cada vez que uno escucha su música preferida es un renacer constante. Lo juro.
—... Vamos a ser niños recién nacidos con posibilidades infinitas y capacidades increíbles, que es lo que somos los seres humanos...
En ese momento -mientras Kase O iba de un lado a otro del escenario, diciendo todo eso- lo miré con respeto, con un respeto que sólo he sentido hacia muy pocos en mi vida. Era un hombre noble. Realmente noble. Era un artista verdadero.
—El micro y yo, historia de un amor loco. Yo era un romántico, me llamaban...
«¡¡¡Kase O!!!», grité con todas mis fuerzas, una y otra y otra vez, en ese estribillo de Filosofía y Letras, hasta que dijo:
—... Nena, tira esos tenis y ponte unos tacones. Nos vamos a Las Vegas, una bonita ciudad, para morir bebiendo...
 Solté una lágrima con esa última frase que me había llegado hasta lo más profundo de mi alma desolada. Luego, Javier recitó el famoso diálogo entre Sera y Ben,  de la novela de John O'Brien: Adiós a Las Vegas, y claro, incluido en la adaptación de cine:
—... Aparte del olor a alcohol y de algún babeo ocasional, algunas veces dices cosas muy interesantes.
La muchedumbre gritó, seguramente reventando tímpanos, y Kase continuó:
—... la ciudad de los casinos, la ruina, la decadencia, la mafia, las putas, estripers, guardaespaldas. Fuentes luminosas te reciben en el hotel, nena. Helipuertos en las azoteas. ¿Quieres ir a un combate de boxeo? No tengas miedo. Vas conmigo. ¿Ok? Así es como se baila el Tango en Las Vegas...
Recordé la famosa frase de Ben en la película: «No sé si mi esposa me dejó porque empecé a beber o si empecé a beber porque mi esposa me dejó.», y en ese instante, Kase al fin cantó la primera rima:
...Para tu música y escucha la mía, hoy es mi día. Mira a mis enemigos sin energía. Oye, no hay quién me folle, voyer, joder, soy un destroyer, hice mis cosas ayer, ¿no crees? La vida está llena de sinsabores, chica. Yo no pretendo que te enamores, sólo portarme bien para meterme en el Edén, y luego que no falten chicas y soben a éste joven...
...Hey, Galilea, qué fortuna la mía. Es el amor al sexo sin amor lo que me guía...
Cómo olvidar esa rola de 1999. Era el himno bohemio del mejor raper en habla hispana. Kase la alternó con Amarga Billis.
... Sólo veo gente drogándose. Chico, puede que yo acabe igual, no sé. Muchos se han perdido y no van a volver. Olvidaron ya lo que querían ser...
Recordé a mi vieja pandilla. Muchos chicos nobles y talentosos perdidos en el miedo y la desilusión. Muchos muertos, otros viviendo en lugares lejanos, algunos sobreviviendo, pero la mayoría acercándose más al olvido en la historia.
... Si pudiera yo devolverles el brillo. Si yo pudiera les daría otra vida entera, porque amarga mi bilis esta visión, y pone miedo en mi corazón. Me trae pena, tristeza y le pone rabia a mi labia. Ay, si del mundo yo tuviera el timón...
¿Alguna duda sobre por qué uno casi siempre resulta antipático?
Al terminar la rola, Kase se mostró consternado y declaró:
—Estuve encerrado en casa, escribiendo mi disco y tal, muy concentrado, no sé lo que hay en el exterior, vengo aquí y me abruma todo esto. Quiero venir a expresarme. ¿Me dais libertad para venir a expresarme?
El público le respondió con un estridente alarido de complacencia, y entonces soltó:
Libertad, Yo. Dime Libertad, Libertad, Yo...
... Hay que joder con los cánones, los hábitos y las costumbres. Hay que ser único en la muchedumbre.
... Sé objetivo porque todo es relativo. Exceptuando que estás vivo...
... Dónde estás amor, contesta. Protesta mi corazón porque en él no está la respuesta...
... Ya de pequeño tuve una visión. Dulce inocencia: vivir con poco, y aún sigo en manos de la providencia...
... Mirando al cielo surgen miles de preguntas. Y yo en el suelo siento que las hago todas juntas...
Amar, pensar, juguetear, experimentar, todo el tiempo. Sólo así podríamos ser un poco libres. Tal vez.
Nadie cesó de cantar. Absolutamente nadie.
Sin tomarse un descanso, los músicos ejecutaron la pista de Presente:
... Chico, la realidad es una ilusión. Chico, la realidad es una visión procesada. No sabemos nada es la cuestión en cuestión...
Hacía poco, Kase había cumplido 34 años de edad y 21 de trayectoria en el rap. Los artistas son muy diferentes a los profesionistas. Entre más viejos son los primeros, se vuelven más sabios. Los segundos, en cambio, más inútiles para una sociedad que marcha y desecha a toda velocidad.
... Usa tu inteligencia y tu corazón, pues al final será juzgada, premiada o castigada cada acción...
... Tengo el propósito de volver a volver a empezar...
De algo estaba convencido: la música es la mejor terapia. Kase me infundía mucha calma con sus potentes letras.
Los músicos modificaron el ritmo y soltaron una serie de compases más alegres. Las mujeres se alebrestaron demencialmente cuando sonó: Ninguna Chavala Tiene Dueño. Por mi parte, me enfoqué en el ritmo. Por esa ocasión, la cosa era exclusivamente entre el concierto y yo.
... Tengo estos versos que devoran rebaños en mi cabeza como una enfermedad durante todo el año.
Quieres posar desnuda y yo te retrato, pero no hay verso sensato para tu hermosura. Siempre nos queda el futuro y la duda de si esto durará...
Mujeres: sol y luna, origen y fin, risa y llanto, razón de vivir o morir, sueño y pesadilla, el todo y la nada. ¿Un oxímoron? ¿Una paradoja? ¿Las dos más grandes partes contradictorias coexistiendo en un mismo ser?
Freud no lo resolvió en 30 años. De algo estoy convencido: ante ellas, los hombres estamos acabados.
Billete de ida Hacia la Tristeza contribuyó a continuar con la caída en picada:
... A esta boca no le faltan vasos, no le faltan besos, le sobran excesos, y también fracasos y vomitinas. Veo a Dios en las esquinas de mi cama, y hoy me ha escrito un telegrama: no te rindas...
Siempre tenemos lo que queremos, pero nunca lo que necesitamos. El eterno círculo vicioso.
... Mírame, estoy llorando y no sé por qué. Quizás ayer fui un borde por deporte y hoy lo recordé. Quizás fueron las ruinas que dejé detrás.
Por eso hoy no le temo al fuego pero sí a las cenizas...
Sin lugar a dudas, el mal más tortuoso para el hombre es la buena memoria.
Tuve la impresión de que ningún otro domingo me sería tan placentero. Sin alcohol, sin problemas románticos, sin libros, sin trabajo, sin escuela, sin preocupaciones, sin violencia, pero con música verdaderamente apasionada. Eso era lo que estaba haciendo de ése domingo, algo imborrable.
Los Magnéticos se detuvieron unos segundos, y cuando el saxofonista volvió a resoplar fuertemente en la boquilla de aquel maravilloso instrumento, mi pecho se contrajo, y gracias a esa emoción espontánea, dos lágrimas resbalaron por mis mejillas cuando escuché:
Ciudad Colmena bajo el sol de verano. Litronas llenas de cerveza frías de mano en mano. Dicen: vidas sin rumbo. No exactamente. Aún mi corazón ardiente quiere ver mundo...
Que no Hay Alcohol se había convertido en mi rola preferida. Los días de entusiasmarme con el rap hardcore de Javier ya habían pasado a formar parte del desván. La rola era una confesión muy honesta donde él se reconciliaba consigo mismo. Y por qué no decirlo, también yo.
... Me acostumbré a delirar y conversar con el gusano de mi angustia. Me cuesta respirar a ésta industria. Paso por mil estados diferentes, tía. Leo las mentes ¿Te imaginas? Seguro que sí...
... Tengo que llevar a cabo algunos proyectos. Lo peor es que mi mirada pierde su efecto ante tus efectos, y acabo vomitando mis defectos mientras lloro hasta que duermo, subo al cielo y es perfecto: no hay alcohol...
... Hay en mi cerebro ruina y mierda en la cocina y tristeza de oficina en cada esquina del papel. Todo el mundo opina, pero sé que al final sólo quedo yo de pie tras la batalla cruel...
¿Insurrecto, renegado, rebelde, soñador, disidente, solitario? ¿Nadie se ha sentido así?
Cuando terminó la rola, Kase expresó:
—Tengo una historia. Ayer, mientras pedía unos tacos al pastor, le dije a la chica...
Y cantó:
Concédeme un instante. Quizás me encuentres interesante...
"Quieres" exaltó a todos los machos Alfa. En lo personal, esa rola ya no me emocionaba como antes. Aunque su contenido era muy certero, sonaba muy resentida. Tal vez hemos sufrido constantemente por la inestabilidad y las indecisiones habituales de las mujeres. Pero no podemos negar que en ciertos momentos tenemos una estupenda coexistencia.
Luego de eso, Kase cometió la noble imprudencia de invitar al escenario a Erik Santos. Fue horrible. Prefiero suprimirlo.
Más tarde, Escandaloso Xpósito también fristaleó un poco. A casi nadie pareció afectarles aquellas dos inesperadas incursiones.
Kase prosiguió con ScareFace:
... Amor de Gangster: amor sin miedo al dolor...
Si es así, todos deberíamos ser Capone. Me cae.
Y por fin, ya avanzado el toquín, los bellos rasgueos de una guitarra de requintos anunciaron: Como el Sol. Los asistentes comenzaron a aplaudir al ritmo de la rola:
Me siento el progenitor de una gran prole, el profesor loco, el preferido del cole. Me siento como aquel profeta multitudinario, el propulsor de este flow extraplanetario...
El poeta había asistido una vez más al DF. ¿Por qué le dieron el premio Príncipe de Asturias al estúpido Bob Dylan? ¿Por qué Vargas Llosa ganó el Nobel? ¿Por qué las letras más claras y profundas suelen ser ninguneadas y las abominaciones muy vanagloriadas?
... Vivo en la grieta de un corazón roto. Me siento el más alto rey, el hacedor de nubes. Y si mi estilo aprieta, haré que te desnudes...
La gente batía palmas tan estricta y armoniosamente como si fuera una reunión dominical de cristianos.
... Mi estilo es como el sol: nada alrededor de mi costado, nada alrededor de mi costado. Mi estilo es como el sol: fuera de control. Solo, soltero y solitario...
¿Aparte de mí, alguien también puede resumir así su vida durante los últimos diez años?
En el segmento final, Kase exclamó:
—El público deseáis cantar, venga: Ooo o o o ooooo...
—¡Ooo o o o ooooo!
—Ooo o o o ooooo...
—¡¡¡Ooo o o o ooooo!!!
La noche subió de tono. Antes de la rola siguiente,  Kase contó una historia muy espiritual, respecto a un moje al que vio sobre la cima del Popocatépetl, y que durante los últimos 163 años no ha ingerido ningún alimento sólido ni líquido, porque ya sólo se alimenta del silencio cósmico del universo.
Mediante la síntesis del proceso biológico de una planta, hizo una analogía del hombre: la semilla, la planta, la flor, y el fruto.
Lo cantó en una bella improvisación que duró algunos minutos. Y enseguida de eso, interpretó Muere:
... En éste arte he aprendido en trillones de años que sólo el manejo de mi mente puede causar tremendos daños. Puedo tirarlo al suelo con un sólo pensamiento. Tal es el poder de mi viento si me concentro...
Siglo tras siglo, la mente sigue siendo la mejor arma de combate. Aún lo creo.
...Yo no vine al mundo a aprender sino a crear. Somos maestros de samplear y del arte de MC. ¡Ahora muere!
Tras una minúscula pausa, prosiguió con Blue Pepper. Ni si quiera permitió que nos recuperásemos del sobresalto. Todos comenzamos a brincar por esa rola de cierta forma más metalera:
Los domingos soñamos con ninfómanas. En mi balcón, Diego y yo dijimos: no va a más. Y sí fue a más porque al sábado siguiente dos de nosotros acabamos frente a la bañera, vomitando...
... Le dije: hazme un favor. Me dijo: háztelo tú con tu mano. Le dije: te estoy hablando de amor.
Me dijo: enséñame el gramo y hablamos...
... Tú eres tan peligrosa, tan peligrosa. Pero tan deliciosa...
Muy en el fondo, todos somos cautivados por mujeres frívolas y dementes. No hay quién lo niegue.
Luego, Cantando aligeró el relajo.
... Suave como una nube voy a ser vapor. Un ave que sube y sube, sin motor. Quiero irme, morirme, saber lo que hay después y volver para contártelo metido en un cuerpo mas firme...
... Y es que cantando yo me pongo bien. La vida va mucho mejor. Con tal de llegar a fin de mes. Con tal de llegar a fin de mes...
"Cantando" sonó estupenda en esa versión jazzera. Ninguno dejábamos de menear la cabeza y trazar surcos con las manos en el aire.
Más tarde, Boogaloo aumentó la diversión:
Pon pon atención. Quédate con mi canción. Fiestón de estilos en mi habitación...
Kase se contoneaba de una forma graciosa. Me agradaba que no se tomase en serio la pose de raper y que se abandonase al público y a la música. Un par de veces exclamó que México había sido el mejor público de su gira. Eso no importaba. Todos cumplíamos el cometido de darle rienda suelta a los sentidos.
... Mi gran dolor: te vi volar, me vi reír y bipolar me vi llorar...
Al terminar esa pista, los músicos se despidieron, y al cabo de cinco minutos regresaron, y entonces, Kase interpretó con mucho vigor "Renacimiento".
... Soñaba que volvía a respirar (bien), y he saltado de la cama con las pilas al cien, teniendo ideas, oxigenadas, de lo que quiero hacer una visión clara,
Ya no hago un drama por nada... La vida era distinta como yo me la tomaba. No es hacer, no es tener, es ser. Es amar, es crear, no es huir ni temer, yo, si me olvidé de mi mismo por demasiado tiempo da igual, porque hoy es mi renacimiento...
Aquel rapero que en sus inicios, y que durante gran parte de su trayectoria, fue tildado como un verdugo obsceno, ahora daba un vuelco para mostrarse como un MC listo, sabio, gentil, pasivo, propositivo y entusiasta.
Tal vez a muchos los ha disgustado. En mi caso, a veces evito seguir desvariando al suponer que él y yo llevamos vidas paralelas. Al menos en la cuestión emocional, claro.
Al final, los asistentes clamaron y clamaron por la clásica Ballantines. Y por supuesto, Kase y los Magnéticos complacieron con la versión de las Furious Sessions:
Sentado en el borde de la cama vomitando, gritándole a mi madre, que en el marco de la puerta está llorando.
«Joder, chaval, vas como una cuba. Tu padre ha ido a buscarte, espérate a que suba».
"Estoy borracho mama, déjame en paz. Déjame acariciar la almohada, no puedo más. Mucho Pollo Bravo y demasiado Ballantines. Pollo Bravo que ves en el suelo, junto a mis lagrimas..."
Ballantines como forma de vida. Vida perdida por la mujer y la bebida. He perdido el rumbo pero soy feliz con soledad, jazz y whisky...
Finalmente, entre tantos gritos y silbidos, Javier Ibarra se despidió incitando a todos a que recordaran esa noche que nunca volvería a repetirse, y expresó lo mismo que en el cierre del toquín con Violadores:
—Nos vemos en vuestras habitaciones.
En el Oxxo de la cuadra siguiente, compramos jugos y cervezas. Luego nos dividimos y algunos caminamos un buen trecho hasta arribar en la estación del Metro Polanco. En menos de 20 minutos llegamos a Mixcoac.
Después de acompañar a la chica hasta su casa, continuamos la velada en la cuadra de la mía hasta que sólo quedamos tres.
Cerca de las cinco am me despedí y entré sigiloso a casa. Antes de irme a la cama, acudí a la cocina y me jambé unos trozos de jamón con queso. Pensé en mis viejos amigos, en mis antiguos pasatiempos, en los amores antaños, en los noventa, en lo excesivamente antipático que yo era, en los libros que no he leído, en la música que aún no he descubierto, en los amigos que nunca se han ido, en las personas que aún quiero, en las que he vuelto a querer, en por qué los melancólicos no son atractivos, en por qué la gente sonríe tanto cuando no debiese, en por qué no puedo dejar de pensar y recordar...
Masticando lentamente el bolo, me fui directo a la cama, cantando:
—La pluma y yo, historia de un amor loco. Yo era un romántico, me llamaban...

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