domingo, 10 de octubre de 2010

Tampoco conté cómo dormimos abrazados, yo a su espalda, ni cómo desperté a la mañana siguiente y aparté el flequillo de mis ojos y Rebeca me miraba, llevaba un tiempo mirandome, y luego me dió un beso y susurró:Buenos días, guapo, y dejé por un rato de ser un perro vagabundo que se mea, solo, por las esquinas.

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Kiko Amat
"Cosas que hacen BUM"

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