martes, 21 de septiembre de 2010

Quizá sea bueno que no tengas remedio

Aquí estoy detrás de mi nariz,
Bohemio, renegado sin destino
Dicidente como un equívoco, un error
un loco, un transgresor, un mal parido...
Francisco Barrios

Era un departamento hediondo en el tercer piso de un edificio de una indiferente unidad habitacional. Estábamos sentados en el sillón y esos dos querían saber que había sucedido. El revén había terminado. Quedaba basura esparcida por el suelo, ceniza en los sillones, botellas de pomos vacios atestando la mesa y algunas caguamas que seguían enfriándose con algunos hielos dentro de la lavadora. Sí, en la lavadora.
El ambiente se tornó completamente narcótico. Flotaba un olor a pegamento, cronic, orines y vomitinas. Una atmosfera putrefacta y soporífera.
¡We!- Dijo Cristian sentándose a mi lado- Cuéntanos, ¿qué fue lo que ocurrió?
Anda wey - Dijo Paco tratando de soportar dentro de sí el humo del gallo – no te hagas el modesto. Bien sabemos que siempre haces algo.
Ellos estaban colocados y yo completamente borracho. Así que puse el envase de caguama sobre el suelo, alcé mis brazos rodeando el cuello de ambos y les dije:
No les voy a contar nada
-Lo más seguro- dijo Cristian- es que te mandó a volar en cuanto se sintió acosada.
- Nada de eso- Repliqué sonriendo- ocurrió todo lo contrario.
- Ya cuéntanos- dijo Paco soltando una densa bocanada de humo- no nos dejes con la duda cabrón.
Volví a tomar la botella, le pegué un profundo trago y acabé con la chela restante. Después salí a orinar sobre unas macetas situadas en el departamento de junto y regresé haciéndome el desentendido.
-¡Ya pendejo!- dijo ansioso Cristian- dinos que pasó. No chingues, si bien que la Lupe y tú se andan aventando luces desde hace un buen.
-Si wey-dijo Paco- No te hagas el pinche mustio y suelta el rollo de una buena vez.
Me incorporé de nuevo y fui a por dos caguamas más. Regresé a sentarme, saqué de mi bolsillo un encendedor y descorché una de ellas. Entonces le pegué otro trago muy lento y profundo. Sequé mi boca con el dorso de la mano y luego les dije:
Está bien cerdos, pero no se les vaya a soltar la lengua por doquier. Entonces ambos se restregaron a mi lado y pusieron un rostro ridículamente expectante
-Pues la besé y lloró- dije en un tono categórico.
- ¿Nada más eso imbécil?- dijo Paco.
- ¿Durante todo ese tiempo que anduvieron afuera- dijo Cristian- sólo obtuviste eso cretino?
Pues que esperaban zopencos- dije un poco enfurruñado.
Pues algo más tarado- dijo Cristian- Siempre se puede sacar más de esas situaciones. La ruca está completamente atolondrada por tanta verborrea que escupes. Pero recuerda que sólo te funciona durante un tiempo. Después de un rato les aburres. LES ABURRES.
Sí es cierto,- dijo Paco- ya deberías entenderlo bruto. Hoy en día a las mujeres les cautiva sólo unos segundos la poesía. Los hombres listos sólo sirven como compañías esporádicas. Hoy los hombres cultos sólo son la aspirina, el placebo o en todo caso son la distracción idónea. Despues de un tiempo te consideran un lastre hermano.
-¡Huy! Le dije a Paco- ¡Qué brillante resultas cuando andas hasta el culo viejo!
Seguí trasegando cebada mientras Paco se liaba otro porro.
- Legal we- dijo Cristian- Hoy en día un hombre inepto es símbolo de garantía y seguridad para una fémina. La estupidez está a la orden del día. Las relaciones se entienden como dominantes y dominadas. En la actualidad el amor no es una democracia, es una dictadura. Cuando un hombre es listo produce temor.
-Amigo- dijo Paco en un tono indulgente- El conocimiento está completamente desvalorizado. Los hombres duchos son síntoma de irritación.
-¿Lo crees?- le cuestioné con cierto escepticismo.
Pero por supuesto- dijo asintiendo Cristian- Sólo basta con que mires por las calles. Está prohibido preguntar demás. Es completamente inaceptable en el vocabulario la pregunta por qué. Tú lo sabes. Sólo basta comenzar a externar todo lo que traes por dentro para asustar al otro y estimular su distanciamiento. Además ya lo sabes cábula. La indolencia es divertida y las letras son un gran bostezo.
-Si carnal- dijo Paco. Lo entiendo perfectamente. Hoy solo basta PASARLA BIEN. Pisar el acelerador a fondo y prohibido volver a especular. Todo son casualidades y el rumbo de las cosas es incierto. Más vale buscarte atracciones que rayen dentro de las populares o de lo contrario terminas siendo tedioso.
¿Enserio?- dije un poco crédulo aún.
-Sí alcornoque. Dijo Cristian- Piénsalo, hay tres etapas que tú bien conoces
Dímelas- Le dije un poco compungido.
-La primera consiste en el acercamiento superficial
-¿y... cómo es ese?
- Bueno, Te miran, te escuchan, cautivas y posteriormente te consideran sugerente
-y luego…-
- Te contemplan un poco, salen unas cuantas veces y quedan atónitas por irrumpir en su habitualidad
- ajá
-Pero al paso del tiempo descubren que no fue una faceta para impresionar. Entienden que no fue un artilugio que algunos otros emplearon con ellas. Conciben entonces que esa fachada que ellas suponían como tal en realidad es el perfil permanente que les muestras. Entonces comienzan a preocuparse. Suponen que no eres un tío ingenuo y por lo tanto se sienten en un terreno minado, incapaces de proceder a diestra. Las maneras para persuadirte, para engañarte, para excusarse quedan completamente descartadas al saberse anuladas. No pueden idear nuevos pretextos, la dinámica no puede ser revocada. El modo de relacionarse no puede refundarse. Entonces lo único que queda por cundir es el temor
-Espera espera cabrón- Le dije un poco desconcertado- ¿No crees que me estás hablando muchos disparates? Seguro que tanta ganja en tu cabeza ya te está pegando. Incluso hasta me hablas con un lenguaje que según tú ya no debo emplear.
- No mentecato- Lo que sucede es que ya se me pegaron varias palabras por tu culpa. Y esto que te estoy diciendo es porque lo veo en tu caso con las chicas
-Bueno, bueno, ¿y la tercera etapa?
- Tú la conoces mejor que nadie. Te suena el término... convencional, anticuado, ¿ABURRIDO?
-Ya pues,- miré hacia un costado y Paco ahora estaba colocando unos trozos de hachís en una pipa de madera.
-Si carnal, dijo- Ya debiste haber pensado que en esta sociedad hay tres cosas que no se permiten
- ¿Cuáles?- le pregunté
- Uno: Tener un aspecto desatendido. Y no me refiero a ello con andar en andrajos o un poco sucio. Me refiero a que si no cumples con “ese” aspecto permisible, con esa pinta de adonis o por lo menos esmerada, la cosa se torna complicadísima. Dos: no tener esa vision de "progreso" Ya tu sabes. Reconocimiento, complacencias, caprichos. En verdad caprichos que en apariencia son "avances" en la vida. Esos que mitigan tu carencia emocional pero que en realidad producen un boquete más enorme con el cual, te aseguro que el hoyo de tu culo parecería en comparación el hueco que dejaría una espinilla sobre tu jeta. Lo inecesario ante lo primordial pues. Y tres: intentar ser un poco listo
- Ya veo.
Después guardamos silencio un rato. Seguí bebiendo mientras Paco se atascaba los pulmones de hachis y Cristian discutía con la vecina porque alguien había dejado una extensa vomitada frente a su puerta y además por lo alto que teníamos la música ya bien entrada la noche.
Al poco rato a Paco se le tapó la pipa, se acerco y me dijo:
Bueno, total… y qué sentiste cuando la besaste? ¿Cómo estuvo? ¿Qué ocurrió?
-¿Enserio quieres que te diga?
- Yes pig
Bueno pues sentí como si fuesen …
... Algunos labios entrechocando, colisionándose; imantándose, buscando entrechocar los alientos que ya no pueden suprimir. Confrontando a las lenguas; paladeándose, sumergiéndose, anquilosándose, engarzándose en un refugio húmedo y cálido. Repentinamente el rostro más terso (el de ella) se convierte en un desfiladero de emociones que se han dejado entrever líquidas, dándole a esos besos una textura acuífera, añadiendo a ese gesto enternecedor un saborcito salitroso. Haciendo un poquito salada y acuosa a la ternura. Lágrimas por un entusiasmo desbordado al fin.

-Híjole cabrón- Respondió Paco muy consolador- No tienes remedio, en verdad creo que no tendrás remedio. Pero aún así pienso que quizá sea bueno que no tengas remedio. Por alguna extraña razón siento que no debes tener remedio.

-¿Lo crees?

- Yo también lo pienso, en esta sociedad se necesitan más locos aburridos en lugar de pendejos divertidos- gritó Cristian desde el borde de la puerta de la vecina mientras sostenía con una mano un estropajo remojado al parecer con una pasta marrón y al tiempo que con los dedos de la otra presionaba sus fosas nasales.

Poco más tarde todo se había consumado y nos fuimos a dormir.

Por la mañana estaba muy resacoso. Aseamos un poco el departamento. Esos dos volvieron a recostarse en el sillón y yo salí rumbo a mi casa.
Caminé un poco y al torcer en la esquina del edificio me tope con Lupe. Se acercó saludándome muy entusiasta y entonces se adelantó diciendo:

¿Qué pensaste?

¿Sobre qué?

Pues sobre el beso

Miré hacia las alturas del edificio y divisé que dos cabezas apenas se asomaban por el alfeizar de una ventana

-¿En verdad quieres que te diga?

-¡Sí!

Volví a mirar hacia arriba. Los dos idiotas seguian expectantes. Carraspeé un poco y entonces dije:

Bueno pues…

No hay comentarios: